En ocasiones por falta de claridad o exceso de timidez no nos atrevemos a expresar lo que estamos sintiendo, vamos guardando todo, reteniendo adentro lo que debería fluir naturalmente
Darnos permiso para expresar lo que nos pasa es fundamental en el camino hacia la integridad, y si bien es importante el respeto hacia el otro, es igualmente importante decir las cosas por su nombre, no censurarnos por miedo a las consecuencias. El temor es producto del condicionamiento y nos priva de una comunicación real y sanadora.
Una vez que la emoción decanta es más simple dejarla salir , porque se ve con claridad, pero si en lugar de eso la relegamos al fondo vamos silenciando nuestro corazón hasta el punto de dejarlo sin medios de expresión, sin latidos. El olvido de nuestra propia voz nos va desdibujando, dejando al margen de la vida.
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