martes, 30 de noviembre de 2010

Círculo de Catarsis Femenina

Caminando la medicina de los círculos de mujeres, las invito a compartir cada mes la ceremonia de luna menguante, con el propósito de catarsear todas juntas, revisar lo que está haciendo ruido adentro, liberar la emoción contenida y recuperar la fluidez.


Durante su fase menguante la lunita nos apoya en el trabajo de depuración y limpieza, su energía actúa a nivel emocional y permite reconocer y drenar esa emocionalidad densa que ha quedado sin expresión.  Es muy gráfico  ver cómo dentro del ciclo de a poquito vamos entrando en nuestra sombra, a medida que la lunita se oscurece.

Ceremoniar tiene como propósito otorgar un contexto a la sanación, nos sentimos protegidas gracias a la contención del círculo y el fueguito nos ayuda a transmutar todo aquello que no sirve más, a la vez que ilumina el propósito de lo que sí nos sirve trabajar. 

Al despejar el espacio interior de la energía estancada, liberamos nuestro potencial creativo, recordamos ser como el agua, que fluye, que limpia, que sana, que nutre. De este manera el cuerpo también descansa de su labor de apoyo cotidiano, porque al final todas nuestras "omisiones", todo aquello de lo que no nos hacemos cargo, se manifiesta a nivel corporal, ya sea como tensión, síntoma o enfermedad. 


La sugerencia es no seguir acumulando toxina emocional, atrevernos a sentir la emoción, aceptarla e integrarla de manera consciente,y ojo que no sirve sólo la revisión superficial, toca además chequear si lo que nos pasa resuena más hondo, cuáles son las raíces, así nos vamos liberando de los condicionamientos mentales que nos llevan a guardarnos las cosas, a reprimirlas o menospreciarlas, y así conseguir que la expresión emocional sea natural, fluida. 


lunes, 15 de noviembre de 2010

La medicina de lo simple

Si caminamos atentas todo se vuelve una bendición, cada pensamiento que cruza nuestra mente, cada paso, cada encuentro, cada espejo en el que tenemos la posiblidad de vernos reflejadas. Si bien existen contextos específicos para el desarrollo personal, meditar o hacer terapia, por ejemplo, la búsqueda no puede restringirse sólo a esos espacios, porque por muy eficientes que sean, la mayor parte de nuestra vida no transcurre en ellos.

La vida toca vivirla en espacios abiertos donde no operan las mismas reglas que, por ejemplo, en una ceremonia o un taller, donde el resto del mundo no anda necesariamente en la misma frecuencia y aún así eso no nos exime de la responsabilidad de sostener el rezo. Las instancias que existen para contener y aliviar el corazón son una bendición y nos entregan herramientas muy valiosas, pero hay que aprender a batirse con ellas en el día a día que es donde se pelean las batallas cotidianas. 

Agradezco enormemente las opciones que existen para sanar, y también agradezco cada pequeña cosa que me muestra algo nuevo de mí, poder observar mis reacciones, escuchar mis pensamientos, sentirme a través de lo cotidiano es todo un entrenamiento, un bello entrenamiento. Sin importar dónde estemos, si somos conscientes podremos recibir la bendición del instante, todo está aquí y ahora, no existe otro tiempo ni otro lugar,  cada cosa que ocurre también sucede dentro, no somos marionetas del destino, somos libres de elegir en todo momento. 

Si optamos por minorizar las lecciones es sólo porque así queremos, si la conciencia es clara y el anhelo de transformación es profundo, nada resulta  accesorio, todo es parte del tapiz de la creación, hilos que nos conectan con todo lo demás, parte integral del diseño.  Poner atención a nuestros pensamientos, al autosabotaje que proviene de la mente, cuidado al uso que le damos al lenguaje, buscar la comunicación eficiente, buscar la coherencia en nuestros actos para que el Universo acoja el sentimiento que nos inspira. 

domingo, 14 de noviembre de 2010

Niña Diosa


Celebro la bendición de haber dado a luz a una niña y agradezco la posibilidad de sanar mi linaje de la mano de el ser maravilloso que me eligió como madre. 



Florencia 

Esta niña hermosa que escogió mi vientre,
esta niña diosa me cambia para siempre.
Corazón moreno, tostado por el sol,
corazón de tierra, semilla del amor.

Con las estrellitas conversas mientras duermes
y traes sus mensajes pintados en la frente.
Y con cada paso me muestras el camino, 
sellando la memoria de nuestro compromiso.

Gracias por tu risa, gracias por tu luz,
y por la bendición de ser como eres tú:
Libre como el viento y el corazón en llamas,
 con todo el Universo palpitando en tu alma.

Esta niña hermosa que escogió mi vientre,
esta niña diosa me cambia para siempre...

La naturaleza elemental del Ser.


Benditos sean los elementos que sostienen la forma y que nos recuerdan de qué estamos hechas. 

       Como dice el cantito:

"Tierra es mi cuerpo,
Agua mi sangre, 
Aire mi aliento 
y Fuego mi espíritu

Y Éter mi conciencia."

La naturaleza misma nos da la pauta: somos un pedacito de tierra, la Tierra es nuestra Madre, cruzada por afluentes vivos que la nutren y la hacen fértil, ríos de la memoria fluyendo hacia el mar, son nuestra sangre, nuestros fluidos, nuestras lágrimas, nuestra memoria dejando huellas. Y arriba  todo el espacio libre, transparente, el viento sopla y comunica, el viento nos permite elevarnos como las aves que vuelan alto y ven desde lejos, el pensamiento creador;  y más allá el Sol brilla, nos da luz, calor y vida, como nuestro corazón latiendo, sintiendo, pulsando. Todo eso somos, más la conciencia que atestigua la existencia, que registra lo vivido, porque sin observador no hay realidad y sin ella no se pueden equilibrar los demás elementos.

La relación entre los elementos es de mutua complementación, trabajan en comunión, es así como no puede haber combustión sin oxígeno, no se concibe fuego sin aire; de igual manera la tierra necesita al agua para florecer y el agua necesita a la tierra para darle cauce. No se concibe una cosa sin la otra, pero es además necesario cuidar el equilibrio, que nada sobre ni falte, mucha tierra nos estanca, mucha agua nos anega, mucho aire nos hace volátiles y demasiado fuego nos consume, cada cosa en su justa medida.


En la naturaleza todo coexiste en perfecta armonía, no existe el caos ni a fragmentación, el reino humano es el único que pierde su integridad y lo hace básicamente por que el cuerpo mental se haya fuera de control. Vivimos en la cultura del ego, llenos de conceptos, de categorías y proyecciones sobre el otro, es tanta información y tan poca sabiduría, y todo el ruido va nutriendo la consciencia de la tierra con más y más distorsión.  

En la medida que vamos recobrando la conexión con la tierra recuperamos la humildad de reconocernos como seres naturales, al observar

Contadora de cuentos

Hablando de decir las cosas por su nombre, confieso que lo primero que aprendí a hacer en la vida fue a mentir, no es que me la pasara mintiendo pero sentía una necesidad de no aceptar las cosas como venían.  

La vida por entonces no me resultaba muy amable, sufría bastante y no tenía forma de escapar más que soñando despierta, aprendí a maquillar la realidad, desarrollando unos mecanismos de sublimación bien sofisticados y una cantidad enorme de personajes internos, así evitaba vivir la vida a secas, le ponía de mi cosecha y resultaba un poco mejor. Supongo que los primeros años fue una estrategia de sobrevivencia, más o menos como el ego, lo problemático vino cuando empecé a aplicar la misma técnica en otras áreas de mi vida, mis relaciones, mi historia, mi dolores, cuando dejé de contar cuentos y empecé a contarme el cuento.

No se vaya a mal entender, yo adoro mi imaginación y la forma en que me permitió hacer del mundo un lugar más habitable, de hecho de ahí vienen muchas de mis aficiones incluyendo mi carrera, pero con el tiempo terminé por alejarme de la vida y de mi verdad, perdí la costumbre de establecer vínculos verdaderos y me refugié en mis proyecciones, que pa colmo no eran muy luminosas.


La verdad no es asunto de conceptos, no existe un consenso al respecto siquiera, la verdad sólo existe, sólo es, da lo mismo las explicaciones; la verdad a nivel personal tiene todo que ver con el encuentro con uno mismo, con la transparencia del Ser; si soy capaz de verme de frente, sin excusas ni idealizaciones, si soy capaz de asumir mi trayectoria y mirarme tal como soy, entonces me voy acercando. 

Ser auténtico, ser sincero, dejar de imitar a alguien más, dejar de fantasear por miedo a vivir es parte del trabajo, dejar de juzgar, porque el juicio es pura falta de empatía, e mental, no es sentimiento. 

Cuestión de vida o muerte


Cerrando el ciclo de Escorpio, emergiendo desde del abismo del alma...Sí, porque me atrevo a decir que este ciclo ha sido lejos lo más más cercano a un viaje al infierno de ida y vuelta, y aunque no sé si para todos ha tenido retorno, no deja de ser una bendición.

Agradeciendo lo que se me hizo visible gracias a la energía de Escorpión, si no fuese por todo l oque hizo emerger no me hubiese puesto a  bucear en las profundidades, y vaya que hacía falta revisar, iluminar, decantar ciertos aspectos. De hecho, no conozco a una sola persona que pueda decir que el último mes no le reveló una profunda verdad sobre sí misma, sobre su sombra,  sobre sus tendencias auto destructivas, sobre la inmensa necesidad que tenemos de transformar toda esa oscuridad  en luz, en entendimiento. 

Y lo vivido no ha sido ni pasajero ni circunstancial, no fue un tema de sensibilidad alterada, son cosas que llevaban mucho rato guardadas allí, tanto que ya comenzaban a oler mal,  y tal  como dice el título, este resultó ser un asunto de vida o muerte, puede sonar un tanto extremo, sin embargo, para  ahora es el momento de decidir entre continuar padeciendo o comprometerse con la sanación. 

Una cosa es que haya cesado la intensidad de los últimos días,  y otra muy diferente es que el asunto de fondo esté resuelto, simplemente ocurre que la energía cambia y ya no se siente tan fuerte, ya estamos en otra fase con un desafío distinto, pero nuestros demonios siguen ahí, y con demonios me refiero  a ese emocionalidad densa que dejamos que se acumule y que acaba por tomar formas insospechadas; frustración, rabia, odio, celos, envidia, culpa; el monstruo puede tener muchas caras y muchas cabezas también, y sólo deja de existir cuando se acaba lo que lo nutre, vale decir, la emoción tóxica. 

Ahora que el monstruo parece volver a las profundidades  y deja de atormentarnos con su visión, podríamos sentir la tentación de hacer como si nada hubiera pasado, lo que para mi equivale a no haber entendido el mensaje de Escorpión, pues la idea no era hacernos pasar un mal rato. La intensidad de este ciclo tuvo como propósito volver nuestra atención hacia aquello que nos atormenta y recordarnos que en todo momento tenemos la libertad de decir: basta, ya no más!!! Y si bien la toma de conciencia es dolorosa, toca dejar de contarnos el cuento y asumir el daño que hemos auto gestionado.

El compromiso con la verdad es fundamental en todo proceso de sanación, por muy aterrador o doloroso que sea lo que llevamos dentro, nos toca mirar de frente y  seguir caminando  con mucha atención para no volver a dormirnos y empezar a ejecutar  los cambios necesarios. La voluntad de sanar no puede aflorar sólo cuando nos vemos hasta el cuello, en esos momentos pedimos auxilio, hacemos promesas, nos iluminamos, pero apenas pasa la noche oscura, ahí queda todo, vuelve la anestesia y aquí no ha pasado nada. 

No podemos esperar que la vida se apiade de nosotros si no practicamos la auto compasión primero, si incluso después de asomarnos al abismo del alma elegimos ignorarlo y seguir sufriendo en silencio.  Es re fácil repartir culpas entre quienes nos rodean (mi ex, mi mamá, el jefe, el sistema, etc...), pero proyectar el resentimiento o la rabia es sólo una estrategia más para no hacernos cargo de nosotros mismos, de la responsabilidad que tenemos frente a lo que nos consume y al mismo tiempo evadir la libertad que en todo momento tenemos para transformar nuestras vidas. Además una cosa es no saber, pues puede ser que en determinadas etapas  de la vida no conozcamos la verdadera naturaleza de nuestro dolor, pero una vez que somos conscientes de lo que nos aqueja, es imperdonable seguir mirando para otro lado. 

En este sentido, el símbolo del escorpión es bien gráfico, representa nuestra naturaleza instintiva más primaria, aquella que nos permite mediar entre el agua y la tierra, entre nuestras emociones más profundas y nuestra vida concreta, a la vista provoca miedo, cierto recelo a que nos vaya a picar con su veneno, que en el fondo es nuestro propio veneno, pero ocurre que esa misma picadura tiene la capacidad de volvernos inmunes a  nuevos ataques. Cuando aprendemos bien una lección difícilmente se nos olvida, en caso contrario, nos tocará pasar por lo mismo una y otra vez y cada vez con más dificultades, y es que la inconsciencia hacia nosotros mismos tiene un costo altísimo.

Hasta el viaje más largo comienza con un paso, ya ha sido un gran comienzo sobreponernos a la tormenta reciente, a mi en lo personal se me cayeron todas las máscaras, sin embargo, no se trata de aprovechar la tregua para sentirnos aliviados y hacer como si nada hubiera pasado, dejando que se acumulen más y más emociones destructivas; tampoco se trata de cantar victoria y pensar que porque ya lloramos, gritamos y pataleamos, el trabajo está concluido . Seamos conscientes de una buena vez de la oportunidad que se abre, seguir viviendo como sobrevivientes no nos conduce a nada, mientras que entregarnos al cambio es la opción garantizada.

Si en verdad queremos renacer, la muerte es absolutamente necesaria, lo inadmisible es perpetuar la agonía, porque ¿Qué sentido tiene vivir torturándonos? ¿ qué ventaja nos da ser víctimas? ¿nos van a dar una medalla, un premio, algún reconocimiento por resistir más sufrimiento? No tiene sentido identificarnos con el  miedo o la angustia, en especial, cuando hay alternativas que tan sólo nos piden a cambio ser conscientes, valientes  y hacernos responsables. 

El Universo nos ama todo el rato, es más, nos ama tanto que respeta cada una de nuestras decisiones como si fueran sagradas, y si elegimos dar en vuelta en círculos, amorosamente nos dejará hacerlo, de igual modo si optamos por sanar nuestras heridas, cortando de raíz aquello que las provocó, nos dará todas las manos que hagan falta para transformar el dolor en conciencia. 

No hay donde perderse!!!

domingo, 7 de noviembre de 2010

La tecnología del círculo.

La geometría es una de las formas en que el Universo se manifiesta, en la naturaleza todo es geometría, al igual que en la Tierra y en nuestro cuerpo hay un predominio de las formas, pues somos seres encarnados y, en cuanto modo de expresión de la conciencia cósmica, la geometría es sagrada.

La forma circular establece por sí sola un espacio de reunión y protección, nos sitúa, nos contiene, crea una instancia de igualdad desde donde cada una de las partes se encuentra a una misma distancia del centro, sin jerarquía, sin predominio.Circular es un modo de reestablecer la conexión con la esencia, recordándonos que la verdadera naturaleza del Ser no admite esquemas artificiales ni sometimientos varios.

A diferencia del cuadrado que representa lo culturalmente creado por el hombre, el círculo no tiene principio ni fin, es infinito en la belleza de lo simple, sin las limitaciones de las cuadraturas humanas que tienden a ordenarlo todo, a restringir, a recortar porciones de la realidad devolviéndonos una visión fragmentada y parcial. 

El círculo establece un contexto que conecta y la vez separa, nos separa de lo que está afuera, nos sitúa en el interior   y nos deja pertenecer.  Reunirnos en circulo le recuerda a nuestro subconsciente que todas somos Una, la memoria se abre y recordamos las infinitas veces que nos hemos reunido antes alrededor del fuego, a tejer, a conversar, asistiendo un nacimiento o una muerte, a celebrar la vida en un eterno presente, porque el instante convoca todos los tiempos, aquí y ahora. 

El círculo también representa el cambio y el eterno retorno, el recordatorio de que la vida es cíclica y de qu todo efecto eventualmente se traduce en una causa. Nos permite reconocer el devenir, las diferentes etapas y aceptar que nuestros actos tienen consecuencias, y a la vez nos da la confianza en que la existencia se renueva constantemente, que a toda muerte sigue un renacer y así sucesivamente. 

Poder ceremoniar en forma circular por si solo constituye una bendición, la posibilidad de reconocernos como parte de un todo integrado, de compartir la palabra de forma equitativa, resulta sanadora de por sí, nos unifica, nos sana, restablece los lazos de confianza y hermandad. El círculo también nos permite espejearnos, reconocernos en quien tenemos al lado, en frente, en todas partes podemos vernos reflejadas, que en el fondo sólo soy la parte de mi que forma parte de nosotras. 

La tecnología más efectiva es la que funciona sin mayor parafernalia, la que desde la simpleza genera cambios a nivel de conciencia  y propone por sí misma una visión integral... entonces... a  multiplicar los círculos de mujeres!!!

¿Ego v/s Ser ?

En primer lugar, hablando de ego y ser, no creo que sean opciones excluyentes, pero sí que es necesario establecer un sano equilibrio entre ambas partes, pues mientras caminemos esta encarnación nos sirve poder reconocernos individualmente, pero sin olvidar quiénes somos realmente y de dónde venimos. 

El ego surge en el momento que nuestra conciencia se desconecta de su origen, al nacer y en la medida que vamos creciendo se nos enseña a pensarnos separados de la totalidad, y desde esa sensación de separación surge la visión de un yo aparte del Todo, que se concibe solitario y se siente amenazado lejos de la fuente. Gracias al ego logramos individualizarnos, como sujetos, nos separarnos de lo que nos rodea y a la vez se abre la posibilidad de reconectarnos a través de nuestras relaciones afectivas. 

El fundamento de la subjetividad, lo que nos constituye como sujetos, es que no puedo decir yo sin remitirme a un , no se puede entender una cosa sin la otra, por eso, el yo no es sólo un pronombre personal, sino además es el espacio desde donde podemos trascender y relacionarnos con los demás, en la medida que entendamos a ese yo como una instancia desde la cual proyectamos nuestra voz,  y no nos identifiquemos con lo que decimos ser, mantendremos el equilibrio.

Si bien, el ego es una categoría necesaria para construirnos como individuos, y la individualidad es fundamental para la toma de consciencia; no debemos confundir individualidad con individualismo que es irse al otro extremo, donde el yo deja de ser la instancia para conectarse con el otro y se convierte en una cárcel. La conciencia nos permite integrar desde la experiencia personal la existencia, hacer nuestro trabajo personal, propio, pero este proceso no puede estar aislado del resto de la existencia, porque entonces la búsqueda pierde sentido.


El ego pertenece a una categoría mental, a diferencia del Ser que se relaciona con nuestro espíritu, con la parte nuestra que trasciende la existencia material, el ego se construye de pensamientos, la mente separa, clasifica,  define, desde ahí interpretamos la "realidad", podemos configurar lo que vemos, oímos, sentimos, los datos que nuestros sentidos nos entregan. Y por tanto, como toda construcción mental es susceptible de cambio, de apertura e iluminación, el ego es una categoría abierta que cambia a cada instante, decir yo no significa lo mismo que hace 10 años atrás, ni siquiera desde ayer soy la misma, ahí está la maravilla de poder crecer y entender en distintas etapas, y ahí mismo asoma lo absurdo de quedarnos pegados con identificaciones que no dan a basto para expresar lo que somos. 


El ser, por otra parte, tiene un carácter más esencial, es inmutable, pues es la parte nuestra que nos conecta a todo lo existente, es lo que nos hace divinos y eternos. Sin embargo, la evolución humana supone un existencia concreta, por algo decidimos encarnar, de lo contrario nuestro espíritu andaría por ahí flotando, seríamos  incorpóreos, y por tanto se hace necesaria una instancia desde la cual pronunciarnos; el ser para poder manifestarse necesita nuestra personalidad, de lo contrario no podría expresarse, necesita que seamos capaces de decir "YO", pero a la vez necesita que ese yo sea un canal para trascender y no una armadura para defendernos de la vida.  

El problema es cuando el ego acapara todo el protagonismo, se vuelve un usurpador de nuestra identidad y deja al Ser relegado en un rincón, olvidado de su origen divino, olvidado de la esencia. Problema porque el ego proviene del desamor y la soledad y esa no es forma de vivir, o no hay corazón que aguante viviendo en la desconfianza, a la defensiva, con miedo. 

¿Por la razón o la fuerza?

En asuntos del corazón, ni lo uno ni lo otro sirve, porque sentir no es cosa de conceptos ni mucho menos es algo que se pueda forzar en una dirección predeterminada. Cuando el agua fluye solita encuentra su cauce, de igual modo, las emociones necesitan moverse libremente para dar vida, de lo contrario se convierten en fuente de estancamiento y caldo de cultivo para el miedo, la enfermedad y el dolor.

A veces, en especial, cuando no somos muy dadas a fluir con la emoción, podemos llegar a temer que las emociones nos aneguen el alma y arrasen con todo, sin embargo, ese temor a perder el control es mental , y en lugar de ayudarnos a sanar, nos reprime aún más. De cualquier modo siempre es preferible una buena crisis a seguir matándonos en vida, y es que negarnos a sentir equivale a secarnos por dentro.

Atrevernos a soltar, a drenar nuestras aguas profundas, liberar la emoción tendría que ser igual de natural que respirar, pero es que incluso respirar se ha vuelto algo mecánico, olvidando la función vital que los elementos tienen en nuestro ser. Es tiempo de hacernos cargo de nuestra emocionalidad, considerando que cuando el agua cuando se estanca se pudre, no hay tiempo que perder para volver a fluir. 

No es casualidad que el planeta azul que nos sostiene esté compuesto de un más de un 80 % de agua al igual que nuestro cuerpo, ni tampoco es casual que el agua represente el centro emocional del ser humano. Por lo menos, desde mi entendimiento queda clarísimo que venimos aquí a evolucionar emocionalmente a través de nuestra relaciones, de nuestros vínculos que son los que nos posibilitan la infinita gama de emociones, el contacto con el otro, la empatía y el amor. 


Al final el afán no resuelve nada, es la vida misma quien nos lleva en su flujo y es decisión nuestra dejarnos fluir. Si a esto le queremos agregar claridad y fuerza de voluntad, resulta una buena combinación, pero en ningún caso basta con el esfuerzo o la racionalización. Siempre es bueno oxigenar nuestras emociones, el agua también tiene oxígeno, aire, que es el componente mental que nos permite ver e interpretar lo que experimentamos a nivel  emocional.