domingo, 14 de noviembre de 2010

Cuestión de vida o muerte


Cerrando el ciclo de Escorpio, emergiendo desde del abismo del alma...Sí, porque me atrevo a decir que este ciclo ha sido lejos lo más más cercano a un viaje al infierno de ida y vuelta, y aunque no sé si para todos ha tenido retorno, no deja de ser una bendición.

Agradeciendo lo que se me hizo visible gracias a la energía de Escorpión, si no fuese por todo l oque hizo emerger no me hubiese puesto a  bucear en las profundidades, y vaya que hacía falta revisar, iluminar, decantar ciertos aspectos. De hecho, no conozco a una sola persona que pueda decir que el último mes no le reveló una profunda verdad sobre sí misma, sobre su sombra,  sobre sus tendencias auto destructivas, sobre la inmensa necesidad que tenemos de transformar toda esa oscuridad  en luz, en entendimiento. 

Y lo vivido no ha sido ni pasajero ni circunstancial, no fue un tema de sensibilidad alterada, son cosas que llevaban mucho rato guardadas allí, tanto que ya comenzaban a oler mal,  y tal  como dice el título, este resultó ser un asunto de vida o muerte, puede sonar un tanto extremo, sin embargo, para  ahora es el momento de decidir entre continuar padeciendo o comprometerse con la sanación. 

Una cosa es que haya cesado la intensidad de los últimos días,  y otra muy diferente es que el asunto de fondo esté resuelto, simplemente ocurre que la energía cambia y ya no se siente tan fuerte, ya estamos en otra fase con un desafío distinto, pero nuestros demonios siguen ahí, y con demonios me refiero  a ese emocionalidad densa que dejamos que se acumule y que acaba por tomar formas insospechadas; frustración, rabia, odio, celos, envidia, culpa; el monstruo puede tener muchas caras y muchas cabezas también, y sólo deja de existir cuando se acaba lo que lo nutre, vale decir, la emoción tóxica. 

Ahora que el monstruo parece volver a las profundidades  y deja de atormentarnos con su visión, podríamos sentir la tentación de hacer como si nada hubiera pasado, lo que para mi equivale a no haber entendido el mensaje de Escorpión, pues la idea no era hacernos pasar un mal rato. La intensidad de este ciclo tuvo como propósito volver nuestra atención hacia aquello que nos atormenta y recordarnos que en todo momento tenemos la libertad de decir: basta, ya no más!!! Y si bien la toma de conciencia es dolorosa, toca dejar de contarnos el cuento y asumir el daño que hemos auto gestionado.

El compromiso con la verdad es fundamental en todo proceso de sanación, por muy aterrador o doloroso que sea lo que llevamos dentro, nos toca mirar de frente y  seguir caminando  con mucha atención para no volver a dormirnos y empezar a ejecutar  los cambios necesarios. La voluntad de sanar no puede aflorar sólo cuando nos vemos hasta el cuello, en esos momentos pedimos auxilio, hacemos promesas, nos iluminamos, pero apenas pasa la noche oscura, ahí queda todo, vuelve la anestesia y aquí no ha pasado nada. 

No podemos esperar que la vida se apiade de nosotros si no practicamos la auto compasión primero, si incluso después de asomarnos al abismo del alma elegimos ignorarlo y seguir sufriendo en silencio.  Es re fácil repartir culpas entre quienes nos rodean (mi ex, mi mamá, el jefe, el sistema, etc...), pero proyectar el resentimiento o la rabia es sólo una estrategia más para no hacernos cargo de nosotros mismos, de la responsabilidad que tenemos frente a lo que nos consume y al mismo tiempo evadir la libertad que en todo momento tenemos para transformar nuestras vidas. Además una cosa es no saber, pues puede ser que en determinadas etapas  de la vida no conozcamos la verdadera naturaleza de nuestro dolor, pero una vez que somos conscientes de lo que nos aqueja, es imperdonable seguir mirando para otro lado. 

En este sentido, el símbolo del escorpión es bien gráfico, representa nuestra naturaleza instintiva más primaria, aquella que nos permite mediar entre el agua y la tierra, entre nuestras emociones más profundas y nuestra vida concreta, a la vista provoca miedo, cierto recelo a que nos vaya a picar con su veneno, que en el fondo es nuestro propio veneno, pero ocurre que esa misma picadura tiene la capacidad de volvernos inmunes a  nuevos ataques. Cuando aprendemos bien una lección difícilmente se nos olvida, en caso contrario, nos tocará pasar por lo mismo una y otra vez y cada vez con más dificultades, y es que la inconsciencia hacia nosotros mismos tiene un costo altísimo.

Hasta el viaje más largo comienza con un paso, ya ha sido un gran comienzo sobreponernos a la tormenta reciente, a mi en lo personal se me cayeron todas las máscaras, sin embargo, no se trata de aprovechar la tregua para sentirnos aliviados y hacer como si nada hubiera pasado, dejando que se acumulen más y más emociones destructivas; tampoco se trata de cantar victoria y pensar que porque ya lloramos, gritamos y pataleamos, el trabajo está concluido . Seamos conscientes de una buena vez de la oportunidad que se abre, seguir viviendo como sobrevivientes no nos conduce a nada, mientras que entregarnos al cambio es la opción garantizada.

Si en verdad queremos renacer, la muerte es absolutamente necesaria, lo inadmisible es perpetuar la agonía, porque ¿Qué sentido tiene vivir torturándonos? ¿ qué ventaja nos da ser víctimas? ¿nos van a dar una medalla, un premio, algún reconocimiento por resistir más sufrimiento? No tiene sentido identificarnos con el  miedo o la angustia, en especial, cuando hay alternativas que tan sólo nos piden a cambio ser conscientes, valientes  y hacernos responsables. 

El Universo nos ama todo el rato, es más, nos ama tanto que respeta cada una de nuestras decisiones como si fueran sagradas, y si elegimos dar en vuelta en círculos, amorosamente nos dejará hacerlo, de igual modo si optamos por sanar nuestras heridas, cortando de raíz aquello que las provocó, nos dará todas las manos que hagan falta para transformar el dolor en conciencia. 

No hay donde perderse!!!

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