La geometría es una de las formas en que el Universo se manifiesta, en la naturaleza todo es geometría, al igual que en la Tierra y en nuestro cuerpo hay un predominio de las formas, pues somos seres encarnados y, en cuanto modo de expresión de la conciencia cósmica, la geometría es sagrada.
La forma circular establece por sí sola un espacio de reunión y protección, nos sitúa, nos contiene, crea una instancia de igualdad desde donde cada una de las partes se encuentra a una misma distancia del centro, sin jerarquía, sin predominio.Circular es un modo de reestablecer la conexión con la esencia, recordándonos que la verdadera naturaleza del Ser no admite esquemas artificiales ni sometimientos varios.
A diferencia del cuadrado que representa lo culturalmente creado por el hombre, el círculo no tiene principio ni fin, es infinito en la belleza de lo simple, sin las limitaciones de las cuadraturas humanas que tienden a ordenarlo todo, a restringir, a recortar porciones de la realidad devolviéndonos una visión fragmentada y parcial.
El círculo establece un contexto que conecta y la vez separa, nos separa de lo que está afuera, nos sitúa en el interior y nos deja pertenecer. Reunirnos en circulo le recuerda a nuestro subconsciente que todas somos Una, la memoria se abre y recordamos las infinitas veces que nos hemos reunido antes alrededor del fuego, a tejer, a conversar, asistiendo un nacimiento o una muerte, a celebrar la vida en un eterno presente, porque el instante convoca todos los tiempos, aquí y ahora.
El círculo también representa el cambio y el eterno retorno, el recordatorio de que la vida es cíclica y de qu todo efecto eventualmente se traduce en una causa. Nos permite reconocer el devenir, las diferentes etapas y aceptar que nuestros actos tienen consecuencias, y a la vez nos da la confianza en que la existencia se renueva constantemente, que a toda muerte sigue un renacer y así sucesivamente.
Poder ceremoniar en forma circular por si solo constituye una bendición, la posibilidad de reconocernos como parte de un todo integrado, de compartir la palabra de forma equitativa, resulta sanadora de por sí, nos unifica, nos sana, restablece los lazos de confianza y hermandad. El círculo también nos permite espejearnos, reconocernos en quien tenemos al lado, en frente, en todas partes podemos vernos reflejadas, que en el fondo sólo soy la parte de mi que forma parte de nosotras.
La tecnología más efectiva es la que funciona sin mayor parafernalia, la que desde la simpleza genera cambios a nivel de conciencia y propone por sí misma una visión integral... entonces... a multiplicar los círculos de mujeres!!!
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