martes, 30 de noviembre de 2010

Círculo de Catarsis Femenina

Caminando la medicina de los círculos de mujeres, las invito a compartir cada mes la ceremonia de luna menguante, con el propósito de catarsear todas juntas, revisar lo que está haciendo ruido adentro, liberar la emoción contenida y recuperar la fluidez.


Durante su fase menguante la lunita nos apoya en el trabajo de depuración y limpieza, su energía actúa a nivel emocional y permite reconocer y drenar esa emocionalidad densa que ha quedado sin expresión.  Es muy gráfico  ver cómo dentro del ciclo de a poquito vamos entrando en nuestra sombra, a medida que la lunita se oscurece.

Ceremoniar tiene como propósito otorgar un contexto a la sanación, nos sentimos protegidas gracias a la contención del círculo y el fueguito nos ayuda a transmutar todo aquello que no sirve más, a la vez que ilumina el propósito de lo que sí nos sirve trabajar. 

Al despejar el espacio interior de la energía estancada, liberamos nuestro potencial creativo, recordamos ser como el agua, que fluye, que limpia, que sana, que nutre. De este manera el cuerpo también descansa de su labor de apoyo cotidiano, porque al final todas nuestras "omisiones", todo aquello de lo que no nos hacemos cargo, se manifiesta a nivel corporal, ya sea como tensión, síntoma o enfermedad. 


La sugerencia es no seguir acumulando toxina emocional, atrevernos a sentir la emoción, aceptarla e integrarla de manera consciente,y ojo que no sirve sólo la revisión superficial, toca además chequear si lo que nos pasa resuena más hondo, cuáles son las raíces, así nos vamos liberando de los condicionamientos mentales que nos llevan a guardarnos las cosas, a reprimirlas o menospreciarlas, y así conseguir que la expresión emocional sea natural, fluida. 


lunes, 15 de noviembre de 2010

La medicina de lo simple

Si caminamos atentas todo se vuelve una bendición, cada pensamiento que cruza nuestra mente, cada paso, cada encuentro, cada espejo en el que tenemos la posiblidad de vernos reflejadas. Si bien existen contextos específicos para el desarrollo personal, meditar o hacer terapia, por ejemplo, la búsqueda no puede restringirse sólo a esos espacios, porque por muy eficientes que sean, la mayor parte de nuestra vida no transcurre en ellos.

La vida toca vivirla en espacios abiertos donde no operan las mismas reglas que, por ejemplo, en una ceremonia o un taller, donde el resto del mundo no anda necesariamente en la misma frecuencia y aún así eso no nos exime de la responsabilidad de sostener el rezo. Las instancias que existen para contener y aliviar el corazón son una bendición y nos entregan herramientas muy valiosas, pero hay que aprender a batirse con ellas en el día a día que es donde se pelean las batallas cotidianas. 

Agradezco enormemente las opciones que existen para sanar, y también agradezco cada pequeña cosa que me muestra algo nuevo de mí, poder observar mis reacciones, escuchar mis pensamientos, sentirme a través de lo cotidiano es todo un entrenamiento, un bello entrenamiento. Sin importar dónde estemos, si somos conscientes podremos recibir la bendición del instante, todo está aquí y ahora, no existe otro tiempo ni otro lugar,  cada cosa que ocurre también sucede dentro, no somos marionetas del destino, somos libres de elegir en todo momento. 

Si optamos por minorizar las lecciones es sólo porque así queremos, si la conciencia es clara y el anhelo de transformación es profundo, nada resulta  accesorio, todo es parte del tapiz de la creación, hilos que nos conectan con todo lo demás, parte integral del diseño.  Poner atención a nuestros pensamientos, al autosabotaje que proviene de la mente, cuidado al uso que le damos al lenguaje, buscar la comunicación eficiente, buscar la coherencia en nuestros actos para que el Universo acoja el sentimiento que nos inspira. 

domingo, 14 de noviembre de 2010

Niña Diosa


Celebro la bendición de haber dado a luz a una niña y agradezco la posibilidad de sanar mi linaje de la mano de el ser maravilloso que me eligió como madre. 



Florencia 

Esta niña hermosa que escogió mi vientre,
esta niña diosa me cambia para siempre.
Corazón moreno, tostado por el sol,
corazón de tierra, semilla del amor.

Con las estrellitas conversas mientras duermes
y traes sus mensajes pintados en la frente.
Y con cada paso me muestras el camino, 
sellando la memoria de nuestro compromiso.

Gracias por tu risa, gracias por tu luz,
y por la bendición de ser como eres tú:
Libre como el viento y el corazón en llamas,
 con todo el Universo palpitando en tu alma.

Esta niña hermosa que escogió mi vientre,
esta niña diosa me cambia para siempre...

La naturaleza elemental del Ser.


Benditos sean los elementos que sostienen la forma y que nos recuerdan de qué estamos hechas. 

       Como dice el cantito:

"Tierra es mi cuerpo,
Agua mi sangre, 
Aire mi aliento 
y Fuego mi espíritu

Y Éter mi conciencia."

La naturaleza misma nos da la pauta: somos un pedacito de tierra, la Tierra es nuestra Madre, cruzada por afluentes vivos que la nutren y la hacen fértil, ríos de la memoria fluyendo hacia el mar, son nuestra sangre, nuestros fluidos, nuestras lágrimas, nuestra memoria dejando huellas. Y arriba  todo el espacio libre, transparente, el viento sopla y comunica, el viento nos permite elevarnos como las aves que vuelan alto y ven desde lejos, el pensamiento creador;  y más allá el Sol brilla, nos da luz, calor y vida, como nuestro corazón latiendo, sintiendo, pulsando. Todo eso somos, más la conciencia que atestigua la existencia, que registra lo vivido, porque sin observador no hay realidad y sin ella no se pueden equilibrar los demás elementos.

La relación entre los elementos es de mutua complementación, trabajan en comunión, es así como no puede haber combustión sin oxígeno, no se concibe fuego sin aire; de igual manera la tierra necesita al agua para florecer y el agua necesita a la tierra para darle cauce. No se concibe una cosa sin la otra, pero es además necesario cuidar el equilibrio, que nada sobre ni falte, mucha tierra nos estanca, mucha agua nos anega, mucho aire nos hace volátiles y demasiado fuego nos consume, cada cosa en su justa medida.


En la naturaleza todo coexiste en perfecta armonía, no existe el caos ni a fragmentación, el reino humano es el único que pierde su integridad y lo hace básicamente por que el cuerpo mental se haya fuera de control. Vivimos en la cultura del ego, llenos de conceptos, de categorías y proyecciones sobre el otro, es tanta información y tan poca sabiduría, y todo el ruido va nutriendo la consciencia de la tierra con más y más distorsión.  

En la medida que vamos recobrando la conexión con la tierra recuperamos la humildad de reconocernos como seres naturales, al observar

Contadora de cuentos

Hablando de decir las cosas por su nombre, confieso que lo primero que aprendí a hacer en la vida fue a mentir, no es que me la pasara mintiendo pero sentía una necesidad de no aceptar las cosas como venían.  

La vida por entonces no me resultaba muy amable, sufría bastante y no tenía forma de escapar más que soñando despierta, aprendí a maquillar la realidad, desarrollando unos mecanismos de sublimación bien sofisticados y una cantidad enorme de personajes internos, así evitaba vivir la vida a secas, le ponía de mi cosecha y resultaba un poco mejor. Supongo que los primeros años fue una estrategia de sobrevivencia, más o menos como el ego, lo problemático vino cuando empecé a aplicar la misma técnica en otras áreas de mi vida, mis relaciones, mi historia, mi dolores, cuando dejé de contar cuentos y empecé a contarme el cuento.

No se vaya a mal entender, yo adoro mi imaginación y la forma en que me permitió hacer del mundo un lugar más habitable, de hecho de ahí vienen muchas de mis aficiones incluyendo mi carrera, pero con el tiempo terminé por alejarme de la vida y de mi verdad, perdí la costumbre de establecer vínculos verdaderos y me refugié en mis proyecciones, que pa colmo no eran muy luminosas.


La verdad no es asunto de conceptos, no existe un consenso al respecto siquiera, la verdad sólo existe, sólo es, da lo mismo las explicaciones; la verdad a nivel personal tiene todo que ver con el encuentro con uno mismo, con la transparencia del Ser; si soy capaz de verme de frente, sin excusas ni idealizaciones, si soy capaz de asumir mi trayectoria y mirarme tal como soy, entonces me voy acercando. 

Ser auténtico, ser sincero, dejar de imitar a alguien más, dejar de fantasear por miedo a vivir es parte del trabajo, dejar de juzgar, porque el juicio es pura falta de empatía, e mental, no es sentimiento. 

Cuestión de vida o muerte


Cerrando el ciclo de Escorpio, emergiendo desde del abismo del alma...Sí, porque me atrevo a decir que este ciclo ha sido lejos lo más más cercano a un viaje al infierno de ida y vuelta, y aunque no sé si para todos ha tenido retorno, no deja de ser una bendición.

Agradeciendo lo que se me hizo visible gracias a la energía de Escorpión, si no fuese por todo l oque hizo emerger no me hubiese puesto a  bucear en las profundidades, y vaya que hacía falta revisar, iluminar, decantar ciertos aspectos. De hecho, no conozco a una sola persona que pueda decir que el último mes no le reveló una profunda verdad sobre sí misma, sobre su sombra,  sobre sus tendencias auto destructivas, sobre la inmensa necesidad que tenemos de transformar toda esa oscuridad  en luz, en entendimiento. 

Y lo vivido no ha sido ni pasajero ni circunstancial, no fue un tema de sensibilidad alterada, son cosas que llevaban mucho rato guardadas allí, tanto que ya comenzaban a oler mal,  y tal  como dice el título, este resultó ser un asunto de vida o muerte, puede sonar un tanto extremo, sin embargo, para  ahora es el momento de decidir entre continuar padeciendo o comprometerse con la sanación. 

Una cosa es que haya cesado la intensidad de los últimos días,  y otra muy diferente es que el asunto de fondo esté resuelto, simplemente ocurre que la energía cambia y ya no se siente tan fuerte, ya estamos en otra fase con un desafío distinto, pero nuestros demonios siguen ahí, y con demonios me refiero  a ese emocionalidad densa que dejamos que se acumule y que acaba por tomar formas insospechadas; frustración, rabia, odio, celos, envidia, culpa; el monstruo puede tener muchas caras y muchas cabezas también, y sólo deja de existir cuando se acaba lo que lo nutre, vale decir, la emoción tóxica. 

Ahora que el monstruo parece volver a las profundidades  y deja de atormentarnos con su visión, podríamos sentir la tentación de hacer como si nada hubiera pasado, lo que para mi equivale a no haber entendido el mensaje de Escorpión, pues la idea no era hacernos pasar un mal rato. La intensidad de este ciclo tuvo como propósito volver nuestra atención hacia aquello que nos atormenta y recordarnos que en todo momento tenemos la libertad de decir: basta, ya no más!!! Y si bien la toma de conciencia es dolorosa, toca dejar de contarnos el cuento y asumir el daño que hemos auto gestionado.

El compromiso con la verdad es fundamental en todo proceso de sanación, por muy aterrador o doloroso que sea lo que llevamos dentro, nos toca mirar de frente y  seguir caminando  con mucha atención para no volver a dormirnos y empezar a ejecutar  los cambios necesarios. La voluntad de sanar no puede aflorar sólo cuando nos vemos hasta el cuello, en esos momentos pedimos auxilio, hacemos promesas, nos iluminamos, pero apenas pasa la noche oscura, ahí queda todo, vuelve la anestesia y aquí no ha pasado nada. 

No podemos esperar que la vida se apiade de nosotros si no practicamos la auto compasión primero, si incluso después de asomarnos al abismo del alma elegimos ignorarlo y seguir sufriendo en silencio.  Es re fácil repartir culpas entre quienes nos rodean (mi ex, mi mamá, el jefe, el sistema, etc...), pero proyectar el resentimiento o la rabia es sólo una estrategia más para no hacernos cargo de nosotros mismos, de la responsabilidad que tenemos frente a lo que nos consume y al mismo tiempo evadir la libertad que en todo momento tenemos para transformar nuestras vidas. Además una cosa es no saber, pues puede ser que en determinadas etapas  de la vida no conozcamos la verdadera naturaleza de nuestro dolor, pero una vez que somos conscientes de lo que nos aqueja, es imperdonable seguir mirando para otro lado. 

En este sentido, el símbolo del escorpión es bien gráfico, representa nuestra naturaleza instintiva más primaria, aquella que nos permite mediar entre el agua y la tierra, entre nuestras emociones más profundas y nuestra vida concreta, a la vista provoca miedo, cierto recelo a que nos vaya a picar con su veneno, que en el fondo es nuestro propio veneno, pero ocurre que esa misma picadura tiene la capacidad de volvernos inmunes a  nuevos ataques. Cuando aprendemos bien una lección difícilmente se nos olvida, en caso contrario, nos tocará pasar por lo mismo una y otra vez y cada vez con más dificultades, y es que la inconsciencia hacia nosotros mismos tiene un costo altísimo.

Hasta el viaje más largo comienza con un paso, ya ha sido un gran comienzo sobreponernos a la tormenta reciente, a mi en lo personal se me cayeron todas las máscaras, sin embargo, no se trata de aprovechar la tregua para sentirnos aliviados y hacer como si nada hubiera pasado, dejando que se acumulen más y más emociones destructivas; tampoco se trata de cantar victoria y pensar que porque ya lloramos, gritamos y pataleamos, el trabajo está concluido . Seamos conscientes de una buena vez de la oportunidad que se abre, seguir viviendo como sobrevivientes no nos conduce a nada, mientras que entregarnos al cambio es la opción garantizada.

Si en verdad queremos renacer, la muerte es absolutamente necesaria, lo inadmisible es perpetuar la agonía, porque ¿Qué sentido tiene vivir torturándonos? ¿ qué ventaja nos da ser víctimas? ¿nos van a dar una medalla, un premio, algún reconocimiento por resistir más sufrimiento? No tiene sentido identificarnos con el  miedo o la angustia, en especial, cuando hay alternativas que tan sólo nos piden a cambio ser conscientes, valientes  y hacernos responsables. 

El Universo nos ama todo el rato, es más, nos ama tanto que respeta cada una de nuestras decisiones como si fueran sagradas, y si elegimos dar en vuelta en círculos, amorosamente nos dejará hacerlo, de igual modo si optamos por sanar nuestras heridas, cortando de raíz aquello que las provocó, nos dará todas las manos que hagan falta para transformar el dolor en conciencia. 

No hay donde perderse!!!

domingo, 7 de noviembre de 2010

La tecnología del círculo.

La geometría es una de las formas en que el Universo se manifiesta, en la naturaleza todo es geometría, al igual que en la Tierra y en nuestro cuerpo hay un predominio de las formas, pues somos seres encarnados y, en cuanto modo de expresión de la conciencia cósmica, la geometría es sagrada.

La forma circular establece por sí sola un espacio de reunión y protección, nos sitúa, nos contiene, crea una instancia de igualdad desde donde cada una de las partes se encuentra a una misma distancia del centro, sin jerarquía, sin predominio.Circular es un modo de reestablecer la conexión con la esencia, recordándonos que la verdadera naturaleza del Ser no admite esquemas artificiales ni sometimientos varios.

A diferencia del cuadrado que representa lo culturalmente creado por el hombre, el círculo no tiene principio ni fin, es infinito en la belleza de lo simple, sin las limitaciones de las cuadraturas humanas que tienden a ordenarlo todo, a restringir, a recortar porciones de la realidad devolviéndonos una visión fragmentada y parcial. 

El círculo establece un contexto que conecta y la vez separa, nos separa de lo que está afuera, nos sitúa en el interior   y nos deja pertenecer.  Reunirnos en circulo le recuerda a nuestro subconsciente que todas somos Una, la memoria se abre y recordamos las infinitas veces que nos hemos reunido antes alrededor del fuego, a tejer, a conversar, asistiendo un nacimiento o una muerte, a celebrar la vida en un eterno presente, porque el instante convoca todos los tiempos, aquí y ahora. 

El círculo también representa el cambio y el eterno retorno, el recordatorio de que la vida es cíclica y de qu todo efecto eventualmente se traduce en una causa. Nos permite reconocer el devenir, las diferentes etapas y aceptar que nuestros actos tienen consecuencias, y a la vez nos da la confianza en que la existencia se renueva constantemente, que a toda muerte sigue un renacer y así sucesivamente. 

Poder ceremoniar en forma circular por si solo constituye una bendición, la posibilidad de reconocernos como parte de un todo integrado, de compartir la palabra de forma equitativa, resulta sanadora de por sí, nos unifica, nos sana, restablece los lazos de confianza y hermandad. El círculo también nos permite espejearnos, reconocernos en quien tenemos al lado, en frente, en todas partes podemos vernos reflejadas, que en el fondo sólo soy la parte de mi que forma parte de nosotras. 

La tecnología más efectiva es la que funciona sin mayor parafernalia, la que desde la simpleza genera cambios a nivel de conciencia  y propone por sí misma una visión integral... entonces... a  multiplicar los círculos de mujeres!!!

¿Ego v/s Ser ?

En primer lugar, hablando de ego y ser, no creo que sean opciones excluyentes, pero sí que es necesario establecer un sano equilibrio entre ambas partes, pues mientras caminemos esta encarnación nos sirve poder reconocernos individualmente, pero sin olvidar quiénes somos realmente y de dónde venimos. 

El ego surge en el momento que nuestra conciencia se desconecta de su origen, al nacer y en la medida que vamos creciendo se nos enseña a pensarnos separados de la totalidad, y desde esa sensación de separación surge la visión de un yo aparte del Todo, que se concibe solitario y se siente amenazado lejos de la fuente. Gracias al ego logramos individualizarnos, como sujetos, nos separarnos de lo que nos rodea y a la vez se abre la posibilidad de reconectarnos a través de nuestras relaciones afectivas. 

El fundamento de la subjetividad, lo que nos constituye como sujetos, es que no puedo decir yo sin remitirme a un , no se puede entender una cosa sin la otra, por eso, el yo no es sólo un pronombre personal, sino además es el espacio desde donde podemos trascender y relacionarnos con los demás, en la medida que entendamos a ese yo como una instancia desde la cual proyectamos nuestra voz,  y no nos identifiquemos con lo que decimos ser, mantendremos el equilibrio.

Si bien, el ego es una categoría necesaria para construirnos como individuos, y la individualidad es fundamental para la toma de consciencia; no debemos confundir individualidad con individualismo que es irse al otro extremo, donde el yo deja de ser la instancia para conectarse con el otro y se convierte en una cárcel. La conciencia nos permite integrar desde la experiencia personal la existencia, hacer nuestro trabajo personal, propio, pero este proceso no puede estar aislado del resto de la existencia, porque entonces la búsqueda pierde sentido.


El ego pertenece a una categoría mental, a diferencia del Ser que se relaciona con nuestro espíritu, con la parte nuestra que trasciende la existencia material, el ego se construye de pensamientos, la mente separa, clasifica,  define, desde ahí interpretamos la "realidad", podemos configurar lo que vemos, oímos, sentimos, los datos que nuestros sentidos nos entregan. Y por tanto, como toda construcción mental es susceptible de cambio, de apertura e iluminación, el ego es una categoría abierta que cambia a cada instante, decir yo no significa lo mismo que hace 10 años atrás, ni siquiera desde ayer soy la misma, ahí está la maravilla de poder crecer y entender en distintas etapas, y ahí mismo asoma lo absurdo de quedarnos pegados con identificaciones que no dan a basto para expresar lo que somos. 


El ser, por otra parte, tiene un carácter más esencial, es inmutable, pues es la parte nuestra que nos conecta a todo lo existente, es lo que nos hace divinos y eternos. Sin embargo, la evolución humana supone un existencia concreta, por algo decidimos encarnar, de lo contrario nuestro espíritu andaría por ahí flotando, seríamos  incorpóreos, y por tanto se hace necesaria una instancia desde la cual pronunciarnos; el ser para poder manifestarse necesita nuestra personalidad, de lo contrario no podría expresarse, necesita que seamos capaces de decir "YO", pero a la vez necesita que ese yo sea un canal para trascender y no una armadura para defendernos de la vida.  

El problema es cuando el ego acapara todo el protagonismo, se vuelve un usurpador de nuestra identidad y deja al Ser relegado en un rincón, olvidado de su origen divino, olvidado de la esencia. Problema porque el ego proviene del desamor y la soledad y esa no es forma de vivir, o no hay corazón que aguante viviendo en la desconfianza, a la defensiva, con miedo. 

¿Por la razón o la fuerza?

En asuntos del corazón, ni lo uno ni lo otro sirve, porque sentir no es cosa de conceptos ni mucho menos es algo que se pueda forzar en una dirección predeterminada. Cuando el agua fluye solita encuentra su cauce, de igual modo, las emociones necesitan moverse libremente para dar vida, de lo contrario se convierten en fuente de estancamiento y caldo de cultivo para el miedo, la enfermedad y el dolor.

A veces, en especial, cuando no somos muy dadas a fluir con la emoción, podemos llegar a temer que las emociones nos aneguen el alma y arrasen con todo, sin embargo, ese temor a perder el control es mental , y en lugar de ayudarnos a sanar, nos reprime aún más. De cualquier modo siempre es preferible una buena crisis a seguir matándonos en vida, y es que negarnos a sentir equivale a secarnos por dentro.

Atrevernos a soltar, a drenar nuestras aguas profundas, liberar la emoción tendría que ser igual de natural que respirar, pero es que incluso respirar se ha vuelto algo mecánico, olvidando la función vital que los elementos tienen en nuestro ser. Es tiempo de hacernos cargo de nuestra emocionalidad, considerando que cuando el agua cuando se estanca se pudre, no hay tiempo que perder para volver a fluir. 

No es casualidad que el planeta azul que nos sostiene esté compuesto de un más de un 80 % de agua al igual que nuestro cuerpo, ni tampoco es casual que el agua represente el centro emocional del ser humano. Por lo menos, desde mi entendimiento queda clarísimo que venimos aquí a evolucionar emocionalmente a través de nuestra relaciones, de nuestros vínculos que son los que nos posibilitan la infinita gama de emociones, el contacto con el otro, la empatía y el amor. 


Al final el afán no resuelve nada, es la vida misma quien nos lleva en su flujo y es decisión nuestra dejarnos fluir. Si a esto le queremos agregar claridad y fuerza de voluntad, resulta una buena combinación, pero en ningún caso basta con el esfuerzo o la racionalización. Siempre es bueno oxigenar nuestras emociones, el agua también tiene oxígeno, aire, que es el componente mental que nos permite ver e interpretar lo que experimentamos a nivel  emocional. 

viernes, 29 de octubre de 2010

Sanando mi linaje

Cuando escribí el título de inmediato pensé que en realidad es bien poco lo que sé de las mujeres que vinieron antes de mi, y si bien, ser mujer ya entrega todo un universo por descifrar, no conozco los detalles de sus vidas, su historia, sus nombres...Y es que al final, pienso, da un poco lo mismo; eso de querer manejar información es una pretensión demasiado intelectual para un intento que ante todo tiene que ver con el corazón .

Al pensar en ellas, me gusta imaginarlas a mi alrededor dándome su bendición, tal vez yo no sepa quiénes fueron, pero ellas sin duda saben quien soy yo, son ellas quienes pavimentaron con sus vidas el camino hasta aquí, es su sangre la que corre por mis venas, su memoria permanece en mis huesos, en mis células existen como una plegaria en mi nombre.

Yo soy presente, todos los tiempos conjugados aquí y ahora,  soy mujer, soy madre, soy conciencia, soy amor. Recibo la sabiduría de todas las mujeres de mi familia, y pienso cómo hacer mi parte, porque no quiero seguir repitiendo ciegamente patrones dolorosos; yo hundo mis raices en la tierrra y  asumo mi lugar en la cadena, pero no quiero vivir encadenada ni  cargar con los mandatos que generación tras generación han privado  a mis ancestras de libertad.

Es muy fuerte el mandato de la sangre, contiene toda la memoria, los siglos de sometimiento y también desde más lejos aún llegan las voces de mujeres libres, salvajes viviendo en armonía

La voluntad de sanar es un acto de amor, amor a una misma en primer lugar, amor a nuestro linaje, a nuestras madres, abuelas, hijas, nietas,  amor a todas las mujeres venidas y por venir,  a la hermandad, la Madre.

Luna Semilla: 13 relatos de mujeres.

Las mujeres de mi raza
Hombre Pájaro
Bendita Seas
Hambre
Edades Ciegas
Si no fuera por la sangre
Estrella hija de estrella

Promesa

No volveré a permitir que me corten en pedacitos sólo para que puedan digerirme mejor.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Buscando a mi hombre

El tema surgió de un mal entendido, recuerdo que le escribí un mail de despedida a mi ex novio, amante... lo que sea, y mi mensaje remataba diciendo que en realidad, pese a todo, yo estaba decidida a ponerle corazón a la vida y seguir buscando a mi hombre.., no hubo respuestas, pero a los días me lo encontré y parecía algo molesto.

Entre las pocas palabras que intercambiamos, pude descifrar que eso de seguir buscando a mi hombre no le había hecho mucha gracia, y peor aún, se las había ingeniado para dar vuelta la situación y quedar él como una pobre víctima de mi inestabilidad emocional y eterna insatisfacción. O sea!!! Ya no era yo la engañada y abandonada por otra, sino la mala mujer que ya tenía listo al reemplazante y que se quejaba de puro llena.

Ahora bien, si la cosa hubiese sido así creo que no tendría reparos y me sentiría bastante mejor d el oque hoy por hoy me siento, digo lo del abandono fue cierto y cuando pronuncié la frase aquella no me refería a darle curso  a mi siguiente conquista sino a incorporar la energía masculina desde mi, a dejar de buscarla afuera lo que siempre fue y es tan mal negocio. Claro está que yo no iba a entrar a explicarle eso de buscar en mi y no afuera, porque no venía al caso y dudo que entendiera. 

El asunto es que a mi sí me quedó dando vueltas el tema, porque mi estoica frase, tergiversada y todo supone una enorme verdad: y es que cuando no estamos conscientes de que la energía masculina no es algo privativo de los hombres, la búsqueda sí se limita a ellos. Y es que en lo personal, me demoré harto tiempo, digamos 27 años en comprender que todo lo que necesito está dentro de mí, antes de eso, iba por la vida con una sensación de carencia, de incomplitud, obviamente muy disimulada tras mi personaje de mujer autosuficiente. Y no es que por aquel entonces yo no tuviera un lado masculino, que sí lo tenía aunque era muy rudimentario, me refiero a que era la interiorización la había hecho a partir de modelos culturales muy lejanos, tan lejanos que parecían una caricatura, entonces era yo muy agresiva, muy competitiva y racional, como una forma de validarme en el mundo creo; me construí un personaje rudo, desenfadado, confrontacional, de una prepotencia intelectual que daba escalofríos y ni hablar de cómo desde ahí me relacionaba con mi ser femenino, porque creo que ni siquiera reparaba gran cosa en que yo después de todo (ojo, después de todo) era mujer.  

Yo siempre he dicho que a los hombres recién los vine a descubrir cuando empezaron a gustarme, por ahí por los 13, 14 años, y representaban un enorme misterio. Antes, no recuerdo que fueran tema, no tuve padre ni hermanos ni tíos ni abuelo ni vecinos creo, y el único familiar con el que tuve un vínculo a afectivo era gay, y a eso no ayudó mucho mi educación de señoritas rodeada de puras niñas, monjas y profesoras siúticas. Sin embargo, la ausencia de hombres no implicó que aprendiera a ser mujer, porque en esa burbuja de señoritas, que también parecían sacadas de una caricatura, tampoco había nada que me guiara, al contrario todo me repelía y por aquel entonces yo estaba sorda a la intuición. 

La cosa es que a los hombres los incorporé como objetos de deseo, y digo objetos, porque nunca me di el trabajo de considerarlos como personas, hubiese sido algo demasiado personal y yo no podía perder el tiempo con sentimentalismos de mujer, en el fondo lo que me asustaba era la cercanía, yo no sabía que la receptividad era algo femenino, y que mientras más renegara de mi género más lejos estaba de un encuentro verdadero con el otro.  Y en mi delirio no sólo los hice objeto de mi deseo, sino también de mis miedos, mis carencias, mis trancas, de mis manías, de mi rabia, de mi odio incluso, pero todo eso sin llegar a conocerlos en verdad, eran sólo superficies sobre las cuales yo me miraba en juego bien macabro ahora que lo pienso, porque replicaban el dolor, la soledad, el desamor una y otra vez.


Así me la pasé unos 10 años, quizás más, hasta que vino el momento de la verdad, me enamoré, bajé la guardia y contra todas las reglas que decían expresamente "NO ENAMORARSE", me enamoré y por fin supe lo que era querer a otra persona más allá de mí misma, o sea, partía mí todo, pero no terminaba en mí. Está demás decir que me cagué de susto, uff!!! de pronto sentir tanto, después de vivir anestesiada, y para  colmo las circunstancias que  no eran las óptimas, porque mis relaciones si tenían un sello común, era el drama.


Lo maravilloso fue el sentimiento, y es que yo no me sabía capaz de experimentar cosas tan bonitas, lo más parecido al amor que había vivido era la amistad y cruzada por hartas pataletas de mi ego, robándome la bendición, pero lo que yo sentía no tenía nada de egoísta, de hecho supe que estaba enamorada porque ya no pensaba solo en mi, y eso de incorporar al otro me resultaba nuevo y aterrador; hablarle de lo que estaba sintiendo y finalmente dejarlo ir fue toda una prueba, más que de amor, de integridad, me tocaba sí o sí respetar el proceso que de ninguna manera iba a caminar en ese sórdido escenario.


La decisión de estar sola fue en verdad una decisión, a solas conmigo misma, y no es que mis niños, hicieran verdadera compañía, sólo me distraían de pensar en mí, en lo perdida que andaba yo por la vida. Hasta que me encontré y los cuestionamientos identitarios ya tan habituales se reforzaron:  de dónde vengo, a dónde voy; mis amigos se burlan de mi diciendo que soy la mujer existencial, y sí un poco, es que eso de pensarme es un rollo, sólo que esta vez le agregué sentirme. 


Fue por aquel entonces que empecé a cuestionarme mis relaciones, y un día a mitad de una lectura de tarot que un amigo hacía para mí, descubrimos que yo no sabía cómo relacionarme, no tenía la más mínima noción, las cartas decían que nunca me había sentido querida y que eso de algún modo me desvinculaba de la realidad, me dejaba absorta en mi mundo mental, con estos lazos y seres imaginarios que yo proyectaba por doquier. Yo me sentí bastante identificado, pero él con lo amoroso que es  pensó que la cosa no podía quedar así  y aprovechando que además de ser intérprete era mi amigo, me anduvo terapiando.


En estos caso es requisito volver a las raíces, al hogar de origen, padre, madre, niñez; me da un poco de lata a estas alturas volver allá, porque ya me sé el camino de memoria, sin embargo, me continúa llevando por caminos insospechados, y esa vez no fue la excepción. El Roco, que así se llama mi amigo, me volvió a tirar las cartas para ver qué onda mis bases emocionales y yo trataba de guiar la lectura pensando en lo que sabía, pero no cuadraba la información y eso nos llevó a indagar más y más, para terminar viendo que todo mi sufrimiento por el supuesto abandono paterno y de ahí las derivadas dificultades para relacionarme con los hombres de una manera real, no tenían fundamento, porque según las cartas mi madre ni siquiera se había dado el trabajo de contarle sobre mi nacimiento. 


Yo quedé en schok, no podía creer lo que oía, me descompaginaba entera, porque del abandono deliberado y maldito, pasaba al desconocimiento, que en su peor grado podía ser inconsciencia. Y mi mamá!!!, mi mamá, mi santa madre, tan abnegada ella, que había sacrificado todo por mí, como le gustaba decir


Me sentí tentada a creer que Rodrigo por primera vez se equivocaba, dolía menos así, sin embargo, los días que vinieron no pude dejar de pensar,   mi vida se volvió un infierno de dudas, de fantasmas desordenados y yo sin saber a quién preguntarle por la verdad, porque todo eso resultó ser verdad, pero me demoré un buen rato en saberlo. A partir de ese momento el tema volteó mi mirada hacia lo femenino; no recuerdo que nada me haya dolido más que descubrir esa mentira, fue como si los lazos que me unían a la realidad se hubiesen cortado de golpe y yo a la deriva no hacía más que sufrir, en ese tiempo no veía la oportunidad de reescribir mi historia ni de sanar la relación con mi mamá, que ni siquiera era un tema para mí, recién años después puedo ver que esa herida venía de mucho antes de descorrer el velo, porque ahí todo estaba lastimado y todo era, al igual que mis otras relaciones, falso. 



Recuerdo que esa situación fue la que me llevó a los círculos de mujeres por primera vez; me habían invitado en mil ocasiones y siempre encontraba la excusa perfecta para no ir , sin embargo ,ese día no tenía fuerza para argumentar, me estaba muriendo. Y llegue al cerro, llena de prejuicios, porque me dio en esos días por odiar aún más a las mujeres, y sin reparar en la contradicción que representaba estar allí, me refiero a me sentía profundamente herida por una mujer, y no cualquier mujer, sino la fundamental, la más amada e iba donde un grupo de desconocidas a buscar alivio. 

Poco duraron mis razonamientos, porque apenas llegó mi turno de presentarme, y teniendo ya el discurso preciso en la punta de la lengua,  me pusé a  llorar y alcancé a balbusear lo enojada que estaba con mi madre, después todo fue como mirarme al espejo, con cada una se repetía algo de mi historia, de mi sentir, la bendita sincronía por fin me hacía sentido. 

Entonces partieron estos años bellos de reconocerme como mujer, de sanar mi alma , cuerpo, mi corazón de mujer, mi ser de niña, de ver con otros ojos mi propia maternidad, de ver hacia atrás y entender que los errores no eran contra mí, eran el resultado de siglos de desamor, soledad  y abuso, que las mujeres de mi linaje iban replicando.  Así me supe viva, y abundante, me supe sabia, supe que no podía seguir huyendo de mi, de la sangre en mis venas, de mi historia, de mis honduras emocionales, de mis heridas, ya no me podía seguir escondiendo detrás de mi disfraz de hombre rudo, porque yo no era un hombre. 

Y me acerqué al modo de consciencia femenino, a la tierra, a la luna, a mi útero, a mis ciclos, ese es el camino que elegí recorrer, sin embargo, a veces siento que ya es tiempo de incorporar lo masculino nuevamente, desde el entendimiento que tengo ahora que si bien resulta un tanto abstracto, es harto más armónico que mi visión anterior. 


Cuándo me pregunto por qué razón elegí nacer sin un padre presente, más que para el acto de concepción, pienso que durante mucho tiempo no tuve respuestas, hasta que empecé a registrar las experiencias de mujeres con un exceso de padre, más allá de los meros referentes culturales, porque si bien crecí lamentándome de la ausencia de un proveeedor, que diera estabilidad a mi familia, que pusiera la cara por mí y me protegiera, me dí cuenta que en primer lugar, tener un padre no significa todo lo anterior, pues el título de paternidad no garantizaba nada, y más aún, había padres que no sól oquerían brindar seguridad y cariño, sino además querían controlar todo, tener la razón. imponer su visión de mundo, 

Así en perspectiva, ese vacío con el que crecí, que hoy por hoy prefiero llamar espacio potencial, es susceptible de ser llenado con la visión que yo elija del universo masculino, y no fue formateada desde un comienzo con una imagen de pretendida autoridad. No sé si será un acomodo de mi mente que tiende a buscar el lado amable de las cosas,  que por lo demás me gusta harto, pero pienso en el alivio de no cargar con un credo, una ideología, una moral paterna, y en el desgaste  de energía que en el mejor de los casos hubiese significado oponerme a un padre, y me hace harto sentido mi elección. 

En la medida que voy recordando me doy cuenta de qué si tuve una suerte de referente masculino, si bien no recuerdo haber comulgado con la fe cristiana en ninguna de sus variantes, al menos no una forma voluntaria, digamos que el internado de monjas y la asistencia dominical al Templo evangélico nunca fueron de mi gusto, me gustaba un poco ese dios del que hablaban, o sea, como que le tomé cariño y a veces hasta le hablaba, le formulaba quejas, preguntas, improperios ... y sin creer realmente en su existencia como me la habían pintado, omnipotente y castigadora, si me nacía remitirle ciertos asuntos personales como una suerte de interlocutor imaginario, entonces yo pensaba qué me diría dios en el remoto caso que existiera, y dios me decía: relájate, confía, todo va a estar bien, y en el fondo era yo quien hablaba, digo era mi voz proyectada en ese personaje, sólo que yo no me sentía ni tan sabia ni segura ni tan protegida. 

Hace poco visité una iglesia con motivo de un concierto de cámara, y mientras permanecía allí me sorprendí pegada mirando a un Cristo que colgaba sanguinolento del techo, con la cruz sujeta a unas cadenas. Ahora que recuerdo para mi ese tal Jesús, como le dice mi hija, era una especie de hermano mayor con el que también conversaba de vez en cuando, tal vez suene un poco esquizofrénico pero es todo lo contrario, si  no hubiese sostenido ese diálogo interno, probablemente me hubiese vuelto loca. Yo le decía cosas, como por qué a mí y luego rectificaba pensando que el pobre estaba harto más jodido que yo y aún así se entregaba. 

Creo que la razón básica por la que siempre desconfié del cristianismo es por eso del sacrificio, nada que decir sobre la conciencia crística que es puro amor, pero el sufrimiento, si bien  me he urgado las heridas durante años, en verdad no me agrada. 

Después de mi rodeo autobiográfico y volviendo a los temas más actuales, retomo eso de buscar a mi hombre; pienso a búsqueda del padre ya no me motiva, desde que supe que no me abandonó sino que mi madre no le dijo nunca que yo iba a nacer, me reconcilié bastante con su figura, y aunque no es llegar y cambiar el switch, he visto enormes progresos en mi desde entonces. 

Me pregunto dónde está mi aire,  la claridad, el verbo; dónde está mi fuego, mi motor, mi entusiasmo. Algo pasó, bueno sí, todo pasó y ahora me toca rearmarme, mal negocio buscar afuera si yo lo tengo todo dentro de mí. El asunto es que no sé por dónde partir, apuesto mientras tanto a seguir viviendo y reconociendo nuevas áreas de mi ser e integrarlas. 


Si me preguntaran qué es lo que quiero hoy, como hizo hasta el cansancio mi ex, hombre muy asegurado, les diría lo mismo que a él, que estoy viviendo, que me estoy buscando, que recién me estoy comenzando a reconocer en esta faceta de mujer libre y asumidamente mujer, que es loco vivir sin miedo, que hasta mi cuerpo se siente distinto (al parecer que las respuestas pasaran todas por mí, no le hizo mucha gracia). Tal vez hoy agregaría que quiero intentarlo, que quiero aprender a quedarme,  a ser con otro. 


Tuve una pequeña crisis hace poco, pensando que eso de ser pareja no era lo mío, que en realidad, yo era más bien itinerante, convencida por la fuerza de la costumbre de mis vagabundeos previos, de los que no reniego, pero estoy cansada, creo que avanzar en una pura dirección supone un estancamiento. Ya no tengo razones para seguir huyendo, es más: NO QUIERO SEGUIR HUYENDO. 


Y aún así mi frase sigue siendo metafórica, el asunto es cómo  reconocer ese lado masculino sano en mi, para empezar a resonar en esa frecuencia y dejar de atraer pasteles, como dice una hermana: llega el día en que decides cerrar la pastelería y dedicarte a otros oficios. Pues bien, yo me declaro encontradora de mi hombre, aunque ese hombre no entienda ni jota lo que digo, porque está claro que si mi ex no pudo entenderlo, así como tampoco entendería que la energía femenina bajo ningún término es algo privativo de las mujeres, y vaya si le falta receptividad.

lunes, 25 de octubre de 2010

Mujer Luna

Mujer Luna


Mujer Luna: Medicina,
mujer Luna: Sanación,
compartiendo por la vida
la alegría y el amor.

Cada ciclo eres mi espejo,
cada ciclo cambio yo:
Hermanita, te agradezco
recordarme lo que soy.

Mujer Luna sosteniendo
con tu rezo el corazón
de toditas las mujeres
que están despertando hoy.

Mujer Luna sosteniendo 
con tu rezo el corazón
de la Madrecita Tierra
que hoy nos da su bendición.





Mujeres Montañas

Este cantito nació de recordar como desde siempre las montañas han sido consideradas sagradas, un lugar de elevación del espíritu y encuentro con la divinidad;. dada la similitud entre la geografía de la tierra  y el cuerpo femenino, siento que ya es hora de invitar a  los hombres  a peregrinar por nuestras cumbres con la mente despejada y el corazón abierto a recibir  amor y paz.




Mujeres  Cordillera

Cuentan las historias
de antiguos linajes
de cuando las mujeres
se volvieron volcanes.

Sube hasta la cima 
alegre y sonriente, 
abraza el Universo
con toda tu mente.

Cantan las canciones
de viejas muy sabias
de cuando las mujeres
se volvieron montañas.

Sube hasta las nubes 
siguiendo el sendero, 
abraza el Universo 
con todo tu cuerpo.

Cuentas las historias 
de antiguas abuelas 
de cuando las mujeres 
se hicieron cordillera.

Sube hasta la cumbre
buscando bendición,
abraza el Universo
con todo el corazón. 






domingo, 24 de octubre de 2010

Crisis curativas.



El agua representa nuestro cuerpo emocional, lo cual,  considerando el porcentaje de agua que nos conforma , vuelve  indudable el efecto de la Luna sobre nuestro cuerpo y nuestros procesos emocionales.

La energía lunar moviliza nuestras emociones, y el cuerpo nos apoya en el proceso de  depuración,  por eso es que hablamos de crisis curativas.  Dada la complementación tierra-agua, físicamente no podemos sustraernos a lo que la luna mueve ciclo a ciclo, y a veces,   la limpieza se manifiesta como enfermedad, es común que hayan vómitos, diarreas, resfríos repentinos, etc , común pero no casual ; yo soy de la idea que según el bloqueo que nos afecte es la zona que nos da señales, es diferente un problema estomacal de una sinusitis, por ejemplo, dan cuenta de situaciones distintas. 

La medicina ocurre, seamos o no conscientes de la influencia de la la Luna, sin embargo, al tomar conciencia podemos estar más atentas e intencionar la sanación en la dirección de nuestro mayor bien. En importante reconocer las señales que nuestro cuerpo nos entrega, pues el mensaje si no es tomado en cuenta busca la forma de hacerse oir con más fuerza.

En la imagen aparece la luna movilizando, o más bien, magnetizando, las gotas de agua desde el suelo, figuran además dos perros aullando, lo cual representa la emergencia de nuestros instintos, del estrato más profundo del inconsciente al cual la luna le habla directamente. El escorpión o cangrejo que aparece es símbolo de la naturaleza medial que nos permite conectar la tierra y el agua, es un animal capaz de sumergirse en las profundidades y emerger ala superficie, es capaz de vivir en ambas realidades, emocional y concreta, y conectarlas. 

Las dos torrres que se ven al fondo representan la dualidad inherente al ser humano, cuyo  aprendizaje hasta nuevo  es por contraste, del mismo modo que la luna y el sol, son las dos caras de un mismo fenómeno y en complemento nos entregan una imagen integral. 

La luna nos permite ver aquello que a simple vista no es visible, representa el misterio, la oscuridad, el lenguaje de los sueños, las imágenes, la intuición como una forma alternativa e igualmente válida de conocimiento.

La Luna nos invita ver más allá de lo evidente y racional  a buscar en lo profundo, en las raíces, representa nuestro subconsciente, dónde se almacena el sustrato emocional y las pulsiones que nutren nuestra vida, es el espacio de lo no manifestado. 


La Luna también significa la aproximación al modo femenino de consciencia, a la energía magnética y la receptividad. Nos invita a revisar nuestras emociones más allá del filtro de la razón, nos pide sumergirnos en las aguas profundas y dejarnos fluir con la promesa de limpieza y sanación, pues recobrar la fluidez en nuestras vidas nos permite abrir el corazón y sacar a flote lo que es necesario cambiar. 

La luna, tal como muestra la imagen al sobreponer las figuras, toma la energía del sol y la distribuye por la galaxia a través d elas distintas constelaciones cada ciclo. Y esta relación de complementación va variando fase a fase. 

Al igual que para el Sol, arquetipo de la lucidez, la luna es nuestro espejo, nos muestra la otra cara, lo escondido que permanece ajeno a lo racional; nos da cuenta de otro tipo de información, ligado al sentir, a la fantasía, a las emociones, a las imágenes, los sueños. Y sin embargo, también podemos encontrar mucho miedo y sombras, porque la luna también es el espacio de la locura, porque si no iluminamos nuestra sombra, si no tenemos un punto de contraste, para ver, para vernos, ésta puede arrastrarnos hasta el fondo. 

De hecho, la Luna representa en cierto modo, el arquetip ode la sombra, en la medida que alberga y acumula todas aquellas proyecciones que hacemos sobre el otro o lo otro; el inconsciente colectivo vive en ella, con todo lo que tiene de bendición y de carga ancestral.