domingo, 24 de octubre de 2010

Crisis curativas.



El agua representa nuestro cuerpo emocional, lo cual,  considerando el porcentaje de agua que nos conforma , vuelve  indudable el efecto de la Luna sobre nuestro cuerpo y nuestros procesos emocionales.

La energía lunar moviliza nuestras emociones, y el cuerpo nos apoya en el proceso de  depuración,  por eso es que hablamos de crisis curativas.  Dada la complementación tierra-agua, físicamente no podemos sustraernos a lo que la luna mueve ciclo a ciclo, y a veces,   la limpieza se manifiesta como enfermedad, es común que hayan vómitos, diarreas, resfríos repentinos, etc , común pero no casual ; yo soy de la idea que según el bloqueo que nos afecte es la zona que nos da señales, es diferente un problema estomacal de una sinusitis, por ejemplo, dan cuenta de situaciones distintas. 

La medicina ocurre, seamos o no conscientes de la influencia de la la Luna, sin embargo, al tomar conciencia podemos estar más atentas e intencionar la sanación en la dirección de nuestro mayor bien. En importante reconocer las señales que nuestro cuerpo nos entrega, pues el mensaje si no es tomado en cuenta busca la forma de hacerse oir con más fuerza.

En la imagen aparece la luna movilizando, o más bien, magnetizando, las gotas de agua desde el suelo, figuran además dos perros aullando, lo cual representa la emergencia de nuestros instintos, del estrato más profundo del inconsciente al cual la luna le habla directamente. El escorpión o cangrejo que aparece es símbolo de la naturaleza medial que nos permite conectar la tierra y el agua, es un animal capaz de sumergirse en las profundidades y emerger ala superficie, es capaz de vivir en ambas realidades, emocional y concreta, y conectarlas. 

Las dos torrres que se ven al fondo representan la dualidad inherente al ser humano, cuyo  aprendizaje hasta nuevo  es por contraste, del mismo modo que la luna y el sol, son las dos caras de un mismo fenómeno y en complemento nos entregan una imagen integral. 

La luna nos permite ver aquello que a simple vista no es visible, representa el misterio, la oscuridad, el lenguaje de los sueños, las imágenes, la intuición como una forma alternativa e igualmente válida de conocimiento.

La Luna nos invita ver más allá de lo evidente y racional  a buscar en lo profundo, en las raíces, representa nuestro subconsciente, dónde se almacena el sustrato emocional y las pulsiones que nutren nuestra vida, es el espacio de lo no manifestado. 


La Luna también significa la aproximación al modo femenino de consciencia, a la energía magnética y la receptividad. Nos invita a revisar nuestras emociones más allá del filtro de la razón, nos pide sumergirnos en las aguas profundas y dejarnos fluir con la promesa de limpieza y sanación, pues recobrar la fluidez en nuestras vidas nos permite abrir el corazón y sacar a flote lo que es necesario cambiar. 

La luna, tal como muestra la imagen al sobreponer las figuras, toma la energía del sol y la distribuye por la galaxia a través d elas distintas constelaciones cada ciclo. Y esta relación de complementación va variando fase a fase. 

Al igual que para el Sol, arquetipo de la lucidez, la luna es nuestro espejo, nos muestra la otra cara, lo escondido que permanece ajeno a lo racional; nos da cuenta de otro tipo de información, ligado al sentir, a la fantasía, a las emociones, a las imágenes, los sueños. Y sin embargo, también podemos encontrar mucho miedo y sombras, porque la luna también es el espacio de la locura, porque si no iluminamos nuestra sombra, si no tenemos un punto de contraste, para ver, para vernos, ésta puede arrastrarnos hasta el fondo. 

De hecho, la Luna representa en cierto modo, el arquetip ode la sombra, en la medida que alberga y acumula todas aquellas proyecciones que hacemos sobre el otro o lo otro; el inconsciente colectivo vive en ella, con todo lo que tiene de bendición y de carga ancestral. 


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