La palabra "histérica" ha sido usada durante mucho tiempo con una connotación despectiva hacia las mujeres; desde los primeros estudios médicos y luego psiquiátricos que intentaban resolver el malestar femenino (a punta de experimentos y amputaciones), se ha considerado como un problema a resolver ,en lugar de validarla como una expresión en sí misma, se lo ve como algo anómalo.
Las mujeres tenemos derecho a tener una expresión personal, tenemos derecho a sentir y que la emoción fluya como surge, sin adornos, sin traducción siquiera, sin formas preconcebidas, que sea una expresión auténtica. Por que de lo contrario qué se espera que seamos ¿autómatas?, y que en lugar de sentir lo computemos todo y actuemos según la programación que nos ha sido dada.
Muchas de nosotras hemos evitado la emoción y el sentir profundo a causa de la educación y del miedo a nuestra propia profundidad, y la única consecuencia ha sido dolor y enfermedad, hay una enorme lista de patologías uterinas que dan testimonio de eso, de lo que ocurre cuando dejamos que la emoción se acumule y no respetamos nuestros ciclos por querer ser "niñas buenas".
Muchas de nosotras hemos evitado la emoción y el sentir profundo a causa de la educación y del miedo a nuestra propia profundidad, y la única consecuencia ha sido dolor y enfermedad, hay una enorme lista de patologías uterinas que dan testimonio de eso, de lo que ocurre cuando dejamos que la emoción se acumule y no respetamos nuestros ciclos por querer ser "niñas buenas".
La cosa es que somos mujeres y tenemos útero, la palabra histeria viene de ahí precisamente del griego hyster que significa útero, nuestra relación con el sentir es intensa y poderosa, vamos por la vida sintiendo, pulsando, dejando que la vida pase no podemos evitarlo, no es sano, es ir contra la naturaleza. Lo que muchos, incluso, llaman una conducta histérica es señal de esa visión patriarcal que rechaza el sentimiento, pues no comprende. y sólo considera como fuente de caos y crisis (cómo si las crisis no fuesen necesarias y vitales!!!).
Somos cíclicas, cambiantes, la Naturaleza misma sería una gran histérica si nos regimos por el criterio “científico”, porque en ella todo es exuberante, todo es hacia afuera, todo florece, se expresa, fluye, borbotea, todo es intenso, todo está vivo. Y nosotras somos naturaleza, somos vida, no hay razón para reprimir la expresión, para reprimir el flujo de la emociones, o la intensidad de la que somos capaces.
Desde la perspectiva del lenguaje la histeria es en primer lugar un mecanismo discursivo que atrae la atención hacia el interior, exterioriza lo de adentro a través de la palabra y sitúa la emoción en primer plano por sobre lo mental. En ese sentido, el sólo hablar de lo que sentimos para muchos ya constituye un gesto histérico.
Es fácil entender por qué la medicina en sus comienzos e incluso hoy la consideró una enfermedad, como todo lo que no logra entender o catalogar; son consideradas "histéricas", las mujeres que lloran o que son demasiado felices, las mujeres que disfrutan del placer, las mujeres que sienten más de la cuenta, las mujeres que están vivas, pareciéramos ser todas juzgadas por el mismo criterio deshumanizado y deshumanizante. Incluso el común de la gente aplica el concepto para denigrar a una mujer cuando aparentemente pierde el control.
El asunto es no podemos negar nuestra forma de expresión por naturaleza, no podemos evitar ser lo que somos, no tiene sentido, es insano. Tal vez perdamos el control, pero lograremos empoderarnos desde lo que verdaderamente somos y no ya desde una máscara social . El útero es nuestro corazón de mujer, es el espacio desde donde nutrimos la vida y experimentamos el cambio, ya es tiempo de darle el lugar que corresponde como todo lo sagrado y vital.
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