Las mujeres somos tejedoras, hilamos la realidad, con hilos de colores vamos diseñando el mundo, damos forma y textura, damos sentido a través de las conexiones que hacemos; la creatividad es nuestra esencia, al igual, que la naturaleza, somos capaces de crear infinitos diseños, animar la materia y crear vida.
En la medida que nos vamos reconciliando con nuestro ser femenino recuperamos los viejos poderes, la magia de ser tierra, de ser agua, de ser luna. Somos cambiantes, profundas, somos vida fluyendo, creándose a sí misma en el eterno presente.
Existe algo en nuestro interior que nos impulsa a dar vida, más allá del imperativo biológico y cultural de ser madres, somos capaces de crear, de sanar y acoger, somos libres de escuchar el llamado y volver a ser Una con la vida.
Somos magnéticas aquello que pulsamos adentro se manifiesta en nuestra vida, y aquello que entregamos a la vida, al igual que una semilla, vuelve multiplicado.
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